
Antes de que conociéramos las aventuras de una ardilla voladora con un alce bobalicón, un conejo ingenioso y su novia pato de temperamento ardiente, así como las historias cómicas de un ratón parlante que marcaron el comienzo de una dinastía del entretenimiento, Lyman Frank Baum, en la década de 1890, contaba a sus hijos y a los niños del vecindario estas inocentes historias y deliciosas tonterías, cuyo resultado fue este libro.